El primer detergente provino de Alemania en 1916, donde se lo sintetizó químicamente en respuesta a la carencia de grasas usadas para hacer jabón, debido a la guerra. Además, los científicos buscaron crear una substancia que, a diferencia del jabón, no se combinara con los minerales y las sales del agua dejando residuos de jabón en las telas. Luego el detergente se comenzó a producir en E.U.A. a principios de la década de 1930, en sus inicios se lo usó para lavar la vajilla y la ropa fina, sostiene la Soap and Detergent Association. En 1946, se introdujeron en E.U.A. los primeros detergentes "construidos". Estos detergentes muy efectivos contenían surfactantes como los principales agentes de limpieza, con compuestos de fosfatos usados como constructores para aumentar el poder de la limpieza.